sábado, 8 de octubre de 2011

Aunque hayan pasado dos semanas, hay colores, olores y tradiciones que siguen en el aire. Aún me ciegan los rayos de sol y siento que la chaqueta me sobra. Aún recuerdo que el dolor de cabeza estuvo a hacer su aparición estelar un domingo a las 16:30 de la tarde. Hora de dormir la siesta o de subir a un campanario que repiquetea en días de fiesta. Trajes regionales, tradición, tacones, leotardos calados.

Reconozco que me vuelven loca las faldas y sus vuelos aleatorios, sin orden, desacompasados por completo. La más pura versión de "con faldas y a lo loco", porque algo de eso tienen estos últimos días de calor para mí.  












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