lunes, 25 de abril de 2011

Ojos rasgados. Mirada profunda posada impaciente al final de las escaleras, escondida a la puerta del garaje, a 7 kilómetros de sus sueños o en el fin del universo (llámese así o Seat Toledo). Que no me hace falta pintarme la raya-para-emular-tu-mirada-china. Que a mí con subirme a un segundo piso abandonado con un piano desafinado me vale. Sólo siéntate sobre esa butaca. Posa tu mirada en la inmensa sonrisa de dientes blanco y salientes negros.

Él es una tormenta de tranquilidad. Un remolino de tiempos lentos y prestos. Un historiador de partituras. Que todo se encuentra en su mente, en esa cabeza llena de música y de ganas de velocidad. En esa cabeza y en esas manos que esconden monedas, caramelos y cartas. En ese espacio mágico en el que todo desaparece y regresa en forma de sonrisa. En ese capuccino de lunes por la mañana. En esos ojos rasgados mirando absortos un teléfono móvil que se empeña en seguir sonando en la planta baja de una discoteca de habla inglesa y ubicación zamorana.

domingo, 17 de abril de 2011

Nuevo abril estrena otro disfraz. Vacaciones y buen tiempo. El cielo escupe unas bocanadas de humo con aroma a incienso. Huele a Semana Santa. Ni hambre ni frío. Reservar un sitio entre las aceras libres de cáscaras de pipas cada año resulta más complicado. "Señora, no empuje, que esto es una flauta, no un sonajero". Combinamos tiempo libre, dedicación, estudio, proyecto, dolor de espalda y procesiones. En Semana Santa ni hambre ni frío. Ni miedo ni sueño.






 

miércoles, 13 de abril de 2011

Eloisa, que está debajo de un almendro, podría estar del mismo modo dentro de un armario, encima del piano, o puesta a secar en la ventana.


sábado, 2 de abril de 2011

No sé qué tienen los cumpleaños de especiales que siempre terminamos igual. Ya no nos conformamos con llamar la atención en Villar del Buey, ni en el Bambara, ni en pleno Herreros. No. Nosotras ya decidimos hace meses pasar a un plano internacional dirigiendo nuestras locuras -retrasos de más de media hora incluidos- y canciones al pequeño país luso. Siempre superándonos. Discotecas con canciones interminables. Waka-waka. ¡Aleluya! Pañuelos que no aparecen y pantalones de pijama rodando de bolso en bolso. Sucesión interminable de regalos y tartas de chocolate que sobran. Comprendanlo. Había que hacer hueco al pastel de gominola que aguardaba pacientemente sus veinte segundos de gloria (más o menos lo que duró en el bar).

Me disculpan si sólo incluyo fotos induviduales de una personita (Alexia). Es la cumpleañera y protagonista central de esta entrada.