sábado, 10 de noviembre de 2012

Vivir intensamente cada día supone un reto al que no siempre estamos dispuestos a enfrentarnos. Días en los que las palabras no salen y los argumentos se quedan estancados en una cabeza que desecha rápidamente lo que surge de una mente perezosa y con mal despertar. Salir de ese estado es sólo cuestión de tiempo. Yo me lo he dado y, a partir de hoy quiero recuperar mis argumentos, quitar el sueño y desperezarme. Convencerme de lo contrario sería autoengañarme. Y no.


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