No se puede echar de menos lo que nunca se ha tenido. O al menos eso se dice por la calle. Y yo, cada vez que lo escucho, lo refrendo, lo asimilo, lo integro más en mi fuero interno. El mismo que me hace suspirar pensando que ya se pasó el verano. Sin quererlo ni beberlo. El mismo que me hace mirar el calendario contando los días para que llegue San Miguel.
LOS MEJORES MOMENTOS SON LOS QUE PASAN EN COMPAÑÍA