Licordepiruleta

Dicen que cada boda es especial. Única a su manera. Y dicen que la primera vez que dejas la rutina de bodas familiares para arrancar con las bodas de amigos hay un salto digno de destacar. Ellos conforman mi primera vez en este mundillo.

Silvia y Felipe (Pipe para los amigos) son de esas personas que conquistan, así porque sí. Porque no pueden por menos. Porque siempre tienen una sonrisa pintada en la cara. Además de asistir a uno de los momentos más especiales como cúlmen a sus ya diez años de relación, me propusieron que diera mi punto de vista personal al evento. Reto absoluto, más teniendo en cuenta que la eucaristía tenía lugar en la Catedral de Zamora: conjunto de luces artificiales y sombras con un flash externo nuevo. Al final pasé de él hasta el baile -ya de noche- y el resultado fue este.

Resultados aparte, fue un día digno de enmarcar. Y felicidades a ellos que apenas hace una semana han cumplido el mes de casados.