Ella imitaba sonidos de ballena. Jugaba a Los Increíbles y emulaba a una Mónica Carrillo sin chuletas de la mano. Su profesora de televisión le había recomendado practicar frente a un espejo y apuntarse a un grupo de teatro, pero ella evitaba contundentemente exponerse ante un alumnado sólo atento a sus fallos. Guardaba para sus adentros su talento y se autodespreciaba a 60 kilómetros de su sueño. Las paredes de su casa era su estudio personal. Pero, fuera de ellas, su mundo no hacía más que imponer su propio criterio dictatorial. Ella pecaba de autodidacta. Tal vez por eso nunca enseñaba sus textos salvo en la época estival.
Odiaba los números impares y, sin embargo, estaba convencida de que, pasados los poco más de 3 meses y medio que le quedaban de arresto domiciliario autoimpuesto, volvería a la vida. Hasta entonces, como una Durmiente (que no bella) de cuento, sigue esperando. Recluida en su resignación. Amparada en los resortes de una sociedad idealista -cuando no utópica- que sueña con el mañana sin acabar de vivir el presente.
pues ya sabe esa señorita que debe vivir el presente YA.
ResponderEliminarSí, es mágico Fanny! es un sitio de cuento, sin más, pero con eso digo todo lo que supone jajaja
Me encanta este texto! Cada día te vas superando, tata :)
ResponderEliminarMucho ánimo y recuerda que el esfuerzo merece la pena, que luego llega un verano impar y se nos olvida lo horroroso que ha podido ser el año.
Te echo de menos.
PD: me he mudado de blog, cambio de dirección y de cuenta. Esta es la nueva. En mi perfil, el mismo blog de antes y un par más en crecimiento. :)