No hay nada como comenzar relatando sus orígenes. Y digo relatar. Sí. Porque hay muchas formas de conocer lugares y muchas maneras de sentir-los. Y no hay nada como experimentarlos. Por eso os dejo aquí a Argusino. O por lo menos, lo poquito que queda de él: sus playas, su ermita, su olivo. Las aguas bajo las que descansa un pueblo entero. Los momentos de paz y tranquilidad junto a ellas. Los veranos. Las chanclas que perdía y que adornarán el fondo del embalse de Almendra.
Algo mejor que un blog en blogspot?
ResponderEliminarLo dudo.
Me gusta como has arrancado con este nuevo proyecto, tu entrada transmite mucho, buen texto y muy buenas fotos.