domingo, 11 de julio de 2010

No hay nada como comenzar relatando sus orígenes. Y digo relatar. Sí. Porque hay muchas formas de conocer lugares y muchas maneras de sentir-los. Y no hay nada como experimentarlos. Por eso os dejo aquí a Argusino. O por lo menos, lo poquito que queda de él: sus playas, su ermita, su olivo. Las aguas bajo las que descansa un pueblo entero. Los momentos de paz y tranquilidad junto a ellas. Los veranos. Las chanclas que perdía y que adornarán el fondo del embalse de Almendra.
















1 comentario:

  1. Algo mejor que un blog en blogspot?
    Lo dudo.

    Me gusta como has arrancado con este nuevo proyecto, tu entrada transmite mucho, buen texto y muy buenas fotos.

    ResponderEliminar