Saltar es sinónimo de evadirse. De sonrisas esporádicas. De tumbos y caídas con una trascendencia de cero segundos. Ojalá aprendiéramos a encarar la vida de esta forma. Saltando, riendo. Aprendiendo a caer con filosofía porque, detrás de un mal momento, puede esconderse una buena oportunidad que mitigue el dolor.
Ojalá tuviéramos un castillo hinchable más a mano para esos cambiar esos momentos.
"Caer está permitido, levantarse es una obligación"
LA OREJA DE VAN GOGH